Guerra por internet

Los mejores especialistas en informática tratan de prever la evolución de los conflictos en un mundo cada vez más dependiente de internet, en un laboratorio ultrasecreto de la OTAN.

Dicho laboratorio, ubicado en Tallin, la capital de Estonia, analiza lo que sería "un quinto campo de batalla" contra un adversario potencial, después de la tierra, el mar, el aire y el espacio.
CIberataque.

Dicho laboratorio, denominado Centro de excelencia para la cyberdefensa en cooperación (CCDCOE, Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence). Se ubica en un inmueble que data de 1905, donde trabajan expertos militares en comunicaciones desde los tiempos del telégrafo y de las palomas mensajeras.

Captura de la página de la CCDCOE.

Estonia, miembro de la OTAN desde 2004, tuvo una experiencia amarga en 2007. Este pequeño país báltico de 1.3 millones de habitantes, uno de los más informatizados del mundo, fue objeto de cyberataques masivos, paralizando durante varios días los portales de la administración y de las sociedades.

Esos ataques, presentaban todas las características de un crimen informático que al término, amenazó la seguridad nacional. Era un cambio cualitativo que provocó una descarga en muchos espíritus.

Esos ataques se produjeron después del desplazamiento del Tallin de un monumento controvertido a la gloria del Ejército Rojo, erigido después de la Segunda Guerra Mundial.

Moscú, con el que Estonia, desde que volvió a la independencia en 1991, mantiene tensas relaciones, no ocultó su malestar. Los cyberataques provenían de operadores oficiales rusos, lo que Moscú desmintió terminantemente.

Un ejemplo más reciente, destacó Aaviksoo, es un ataque de hackers contra portales georgianos, en 2008, en el momento del conflicto armado entre Georgia y Rusia.

Recientemente hubo investigadores canadienses que afirmaron que una red informática con sede en China había robado secretos militares indios, ingresado en las oficinas del Dalai Lama y atacado ordenadores a través del mundo.


Un equipo de la Universidad de Toronto siguió estos ataques, proveniente según éste de operadores de Chengdu en China, pero no pudo identificar a los culpables. Pekín rechazó estas revelaciones, si bien tienen base en Chengdu unidades de comunicaciones de inteligencia militar chinas.

Fuente: Terra.